Apodo: Ernesto Juan Leffelaar
Ernst Jan Leffelaar
ernesto.leffelaar@t-online.de
En Aachen: Septiembre 1969 – Abril 1977
Que hizo: Geología
Tiene el privilegio de poder usar cualquiera de los 3 nombres de arriba. Ojala no se le ocurra uno mas, porque allí si nos confunde del todo. Así que seguiremos solo con el nombre oficial: CHUCHO.
“Empecé en el Studienkolleg. Hice mi Vordiplom en electrotécnica (perdí una materia) y cambié a Geología. Paralelo a mis estudios, trabajé muchos años en el Instituto de Geología como “Wissenschaftlicher Hilfsasistent” en el laboratorio, e hice traducciones español – alemán / alemán – español para la industria.
Mis padres (holandeses) dibujaban a Europa como un continente más o menos “perfecto”. Tanto más fue el desengaño que sufrí durante mis primeros tiempos en Aachen, al notar que la sociedad en gran parte está formada por individualistas en que cada uno pelea por su lado (Ellenbogengesellschaft).
La comunidad Latinoamericana me hizo sentirme en “mi tierra” (Latinoamérica), sentíamos las mismas penas pero también pasamos juntos muchos ratos muy alegres.
Como escribí más arriba, hacía traducciones, entre otros para la Kölnische Rüchversicherung, mi futura empresa en la que me quedé hasta hoy en día.
Todavía el día de hoy mi trabajo está muy relacionado con Latinoamérica: México, Costa Rica, Argentina, Puerto Rico, República Dominicana, son países donde mantengo estrechas relaciones de trabajo y de buenas amistades.
Aachen… al mencionar dicha ciudad resaltan en mí un sinnúmero de recuerdos: aventuras, éxito, algún fracaso, ilusiones, mis cuates en Latinoamérica.
Un episodio que me formó, una ciudad en la que realicé el dualismo de mi personalidad:
Mi pasaporte será holandés pero mi corazón es latinoamericano.
¡Hermanos, qué bien me siento volverlos a ver a todos!
¡Chompi, muchas gracias por haber hecho realidad esta maravillosa idea!
El Chucho, 12.11.2010 “
Aquí es lo más oportuno un comentario. Parece que los extensos años de vivir en Europa, realmente fomentaron el dualismo del Chucho. Pues es el único que andaba siempre cargando una pequeña mochila, en la que llevaba todo lo necesario para la supervivencia en la ciudad: sombrero para el sol, gafas obscuras, crema anti UV, repelente para mosquitos, una lupa, una linterna, la navaja suiza y tres bolsas reusables para las compras en el supermercado.
Aunque el contenido nos cause una ligera sonrisa, en honor a la verdad cada una de estas cosas en algún momento nos sirvieron.
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